jueves, 25 de octubre de 2012

Con más que pan y buen vino se hace el camino



Subimos una aventura castellana, porque es más que un viaje alrededor de un río de vino, como es el río Duero, que desde casi su nacimiento hasta que se entrega con pleitesía al Océano Atlántico comparte con la tierra y el sol, su pasión por los viñedos. Es un viaje en honor a los cinco sentidos, para enriquecernos con lo que viviremos y disfrutarlo de nuevo con sus recuerdos.

La Ruta del Vino Ribera del Duero (http://bit.ly/rutadelvino)  es una de las 21 Rutas del Vino de España, una idea que fue concebida entre la Asociación de Ciudades del Vino y la Secretaría General de Turismo de España. Esta idea potencia el concepto del Enoturismo, pero tal concepto va mucho más allá de lo que es visitar una bodega, es conocer los pueblos, sus gentes y sus vinos, su historia, su gastronomía, sus fiestas, sus hospedajes, sus museos y exposiciones, experimentar infinidad de pasiones.

La Ruta del Vino Ribera del Duero transita por Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, englobando 8 Asociaciones, el Consejo Regulador y 54 municipios que aportan 55 bodegas, 22 restaurantes, 20 alojamientos, 12 enotecas y tiendas especializadas, 21 museos y Centros de Interpretación, 3 Spas, 6 Oficinas de Turismo, Centros de Degustación y Cursos de Cata, Bares de vinos, un Centro Ecuestre y otro de Piragüismo, una Quesería y varias Agencias de Viajes. Una Tierra que posee 21.000Ha. de viñedo y que producen al año casi 50 millones de litros de buen vino… todo un reto para el viajero más inquieto.

Lo bueno que en este viaje de sensaciones habrá de todo, bodegas modernas de diseño arquitectónico, bodegas antiguas con calados de piedra que te dicen susurrando que datan de la Edad Media. Recorridos por los viñedos y monumentos de la zona  a caballo o en bicicleta, descubrir en la bodega los matices de su vino, entender lo que nos dice, por qué lleva consigo tanto esfuerzo de personas anónimas pero tan reales como el propio vino, probar las uvas de los racimos mientras aún se abrazan a los viñedos…

¡Y la gastronomía! Estamos en el corazón de Castilla, cómo no vamos a probar un buen asado preparado en horno de barro con leña de encina, horno que no entiende de premuras, impaciencias ni siquiera de prisas. Pero hay más que lechazos y tostones, hay embutidos, quesos y morcillas, finas legumbres, hongos y variada caza cuando es temporada. Para el frío, cómo sienta la sopa castellana o esos judiones que para entrar en calor, son buenas razones.  Esas tiernas chuletillas de cordero junto a los pimientos asados, esto sí que es amor verdadero. Y para el viajero que disfrute con los postres… la cuajada de Burgos con miel de flores, empiñonados, yemas, mantecados, hojaldres o ese bizcocho liviano conocido como ponche segoviano.

Y para descansar de tantas sensaciones y emociones, de catar cuando no beber vinos, de recorrer fiestas, monumentos y caminos, qué mejor hacerlo en una cama de hotel con encanto, en un relajante Spa o dormir como un monarca en una de las dos solemnes Posada Reales. Y para el viajero, que además de amante de la historia sea ferviente cristiano, un palacio que porque estuvo bajo la protección y defensa del Papa,  exhibe escudos del Vaticano.  


No lo dudes, si eres aventurero, romántico, curioso, sibarita, amante del buen vino o un poco de todo, o de todo copioso… la Ruta del Vino Ribera del Duero (http://bit.ly/rutadelvinoy su gente, están esperando recibirte.






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